viernes, 29 de noviembre de 2013

"Cuando los muertos no quepan mas en el infierno, caminaran sobre la Tierra" (Parte 1)



...Llevo casi dos días sin comer ni beber algo, no he encontrado refugio y siento que ya no puedo mas (suspiro) extraño a mi familia, a mis amigos, también a mi perro, oh Alexander, que perro tan leal (otro suspiro mas largo) incluso podría decir que extraño la escuela. Pero basta de estar recordando el pasado, no estoy en una situación en la que me pueda detener a pensar, necesito un lugar en el cual vivir, no quiero morir aun, no ahora.
He llegado a un lugar que parece una fabrica, no parece muy confiable, pero como dicen algo es algo. (Abre una puerta y el sonido que produce hace gran resonancia). ¡DEMONIOS!, que he hecho, debo salir de aquí antes de que me encuentren. (gruñidos y gemidos provenientes de lo mas recóndito del edificio) ¿¡Que acaso no tienen suficiente con haberme quitado a mi familia y a mis amigos!? ¿¡ No me han hecho ya sufrir tanto!? ¿¡PORQUE!? ¡NO! ¡NO! ¡ALÉJENSE DE MI! ¡NO!...

Mi nombre es Brandon, tengo 15 años pero pronto cumpliré 16, estoy tan emocionado porque no falta mucho para ser mayor de edad, tengo toda mi vida planeada, como, cuando, donde y con quien me casare, que estudiare, los nombres de mis hijos etc. Vivo en Barcelona, España. Soy hijo de padres divorciados, vivo con mi madre y mi hermano menor que es recién nacido. En cuanto a mi padre, no se, ni siquiera me interesa en donde esta o siquiera si sigue vivo.

Sábado 23 de Diciembre de 2017.
09:23 a.m.
Por fin son vacaciones , estoy harto de la escuela, aunque solo este en 1er semestre, de alguna manera siento como si ya hubiese ido a la escuela por 20 años.
Estos días ha estado haciendo demasiado frío, curioso, porque estos últimos años hacía mas calor que frió, pero esa es historia para otro día.
Un par de días mas es Navidad, hay multitudes de gente en las tiendas departamentales y centros comerciales de la ciudad, aunque varias personas parecen estar muy enfermas, aun así van y compran sus regalos. Debería cuidarme en caso de que me contagie, que estupideces estoy diciendo, llevo años sin enfermarme y no creo que una gripe tan débil rompa esa racha.

11:46 a.m.
Mientras estaba desayunando escuche en los noticieros que esta "gripe" ya ha cobrado 9 vidas en el sureste de Asia, creo que si es algo fuerte pero aun así no creo que vaya a contraerla. Después de eso mientras terminaba de "devorar" mi suculento cereal vi una como propaganda, como las que salen cuando es temporada de mosquitos. Esta decía:

Los muertos están entre nosotros, estos sonámbulos suponen la mayor amenaza para la humanidad, aparte de la humanidad en si misma. Llamarlos a ellos depredadores y a nosotros presas seria impreciso. Son una plaga, ya la raza humana su huésped.
Si usted llega a ver a un infectado por favor aléjese de este, si es posible reportelo a las autoridades locales para que tomen medidas preventivas.
No deje que sus fluidos lleguen a usted y mucho menos haga contacto directo. Si este lo agrede y trata de matarlo, a no ser que usted se vea obligado a hacerlo, asesinelo, si lo hace, asegúrese de destruirle totalmente la cabeza.
Por la salud y seguridad de nuestros ciudadanos. Gobierno del estado.


No sabia si creer lo que había visto, parecía mas un comercial de algún videojuego de zombies, lo tome como tal ya que lo habían pasado en un canal informativo del mundo "gamer". Por un momento me asuste, pero bueno, es casi imposible que eso suceda en la vida real.


13:19 p.m.
Generalmente los sábados después de haber desayunado me vuelvo a dormir, llevo como dos horas tratando pero no puedo, parece como si mis vecinos hubiesen pensado: "Brandon se duerme todos los sábados después de desayunar, esta vez hagamos tanto ruido como podamos para no dejarlo dormir jajajajajaja". Hacen tanto escándalo que parece como si se estuviesen matando entre si, escucho gritos, golpes, caídas, rasguños, incluso gruñidos, también puedo oír como lloran sus hijos, es tan desesperante.

15.25 p.m.
No pude dormir así que empece a jugar con mi xbox one para ver si pasaba el rato, los vecinos parecen haberse calmado, de hecho es como si ya no hubiese nadie en la casa de al lado. Unas patrullas acaban de llegar, tal vez algún otro vecino reporto el incidente y vinieron a investigar.
15:57 p.m.

Vaya que soy todo un metiche, llevo media hora asomándome por la ventana, este asunto ha hecho que fije un poco de mi interés en el.

Han empezado a rodear la casa con la típica cinta amarilla policíaca, creo que si sucedió algo fuerte en esa casa. La mayoría de los policías han entrado a la casa, y los pocos que se quedaron, bueno, tal vez estén pidiendo refuerzos, ya que se ve que están diciendo muchas cosas por los radios.
Espera... ¿que esta sucediendo?, estoy seguro de que percibí un olor extraño, algo putrefacto... ¡Dios! ¡Como apesta!. Saldré para tomar algo de aire.
Cuando salí a dar una vuelta note que había filas muy largas fuera de los hospitales y farmacias, pase cerca de una tienda de televisores y estaba en el canal de los noticieros, parece ser que los suicidios aumentaron esta semana, incluso pasaron una nota de un "profeta" que venia a "salvarnos" de una gran amenaza y propuso que la gente que le creyera lo acompañara a el y a sus seguidores a efectuar un suicidio masivo, para así poder salvarse de la "catástrofe". Siempre he pensado que ese tipo de personas son unos completos idiotas que solo quieren llamar la atención.

19.36 p.m.
Por fin regrese a casa, ese olor tan horrible de antes se ha esfumado, el vecindario se ve mas tranquilo, pero los oficiales siguen ahí, esta vez están acompañados de alguien mas. La casa esta cubierta totalmente por un plástico que parece una burbuja, como el de la película de E.T. Esta un tanto obscuro afuera, solo veo unas cuantas personas vestidas con lo que parecen ser batas de laboratorio, uno de ellos lleva un carrito que creo transporta ciertas sustancias, logro ver el reflejo de los frascos.

02:30 a.m.
No puedo dormir, no se si son los ruidos extraños provenientes de esa casa, ya saben, donde sucedió el "incidente", o si son mis pensamientos, extrañamente, recordé que hace unos años leí sobre un Jhon algo, supuestamente dijo que era un viajero del tiempo, anuncio que la 3era guerra mundial seria en el 2015, hace años estaba muy asustado, creía que realmente iba a suceder algo, pero no, no paso absolutamente nada... nada.


Escrito por: Miguel Flores Barretero.

LAS GEMELAS

Se dice que entre los hermanos gemelos hay un vínculo tan especial que cuando le sucede algo a uno de ellos el otro puede sentirlo. Un caso extremo es lo que les sucederá a las niñas de esta escalofriante leyenda urbana…

Había dos hermanas gemelas que se llevaban muy bien, como si hubiesen nacido siendo amigas: nunca se peleaban, rara vez discutían, compartían todo lo que podían, tenían las mismas aficiones y aversiones y hasta vestían parecido. Toda su vida habían estado en un barrio tranquilo, una zona residencial algo alejada del ajetreo propio de tantas partes de la urbe. Aunque ahora por razones laborales, su madre les había dicho que debían mudarse a una zona distinta de la ciudad, una parte en la que había mucha más actividad y en consecuencia debían tener más cuidado. Llegó así un día en que llamaron a la madre del trabajo y, a diferencia de tantos otros días, las niñas debían cruzar solas una calle bastante transitada. Como habían atravesado esa calle cientos de veces junto a ella, la madre pensó que podía despreocuparse de sus hijas y les dijo que tenía que irse rápido y que ellas podían cruzar solas sin problema siempre y cuando miren a uno y otro lado y estén bien atentas a los automóviles. Las niñas siguieron el consejo de la madre y esta siguió su rumbo dándoles la espalda; pero, ni bien hubo caminado un par de metros, oyó un ruido espantoso, algo parecido al ruido que hace un coco al quebrarse. Eran sus hijas, tendidas sobre el pavimento con las cabezas aplastadas y los cerebros desparramados junto a esquirlas de hueso. A lo lejos un camión huía a toda velocidad, el conductor probablemente distraído con el teléfono o quizás tras haberse tomado un par de copas a la hora de la comida, las arrolló sin tan siquiera reducir su velocidad. El imprudente conductor al sentir los cuerpecitos aplastarse bajo las ruedas del camión aceleró y no solamente no las auxilió, si no que además puso en peligro a otros conductores que pudieron sufrir un accidente al cruzarse con él en su desesperada huída. Por desgracia todo el mundo quedó tan conmocionado que nadie tuvo tiempo de apuntar su matrícula por lo que escapó impune. La madre lloraba desconsoladamente en medio del tráfico detenido, gritaba y agitaba sus cuerpecitos como esperando que se levantaran de nuevo y le ofrecieran una de sus sonrisas. ¿Cómo podría superar la pérdida de sus angelitos de tan solo ocho años? Dicen que el tiempo es el mejor remedio y así fue… Era joven, tenía apenas unos 28 años y un par de años después, se quedó de nuevo embarazada. Casualidades del destino tuvo otra vez gemelas: el problema es que no lograba olvidar del todo a sus hijas fallecidas, sobre todo porque de alguna u otra forma sus nuevas gemelas —que ahora tenían justo la edad en que murieron las anteriores— le recordaban a sus primeras hijas. Tenían tantas cosas en común que algunas veces incluso se equivocaba de nombre al llamarlas y estallaba en lágrimas al recordarlas… Pero esta vez por nada del mundo descuidaría a sus pequeñas. Las tenía terminantemente prohibido cruzar la calle solas. Un día sin embargo vio que mientras jugaban en el parque cerca de su casa se estaban acercando demasiado a la calle y, aterrorizada, les gritó para que se detuvieran, a lo cual ellas respondieron al unísono: —No pensábamos cruzar, ya nos atropellaron una vez aquí y no volverá a ocurrir…

viernes, 22 de noviembre de 2013

La Leyenda de Ronald McDonald.

En el canal oficial del estado de Indiana canal 13 WTHR dieron un reportaje de un caso insólito de un payaso Ronald en una de las tiendas McDonalds en México, Resulta que dos individuos iban a tomarse una foto en la noche junto al payaso McDonald, uno de ellos se sentó al lado del payaso en la banca, mientras el otro supuestamente tomaría la foto, el individuo sentado al lado del payaso de plástico dijo "Estoy muy cansado" en ese instante el payaso hablo y dijo "yo también" el payaso de plástico bajo su pierna y el brazo de la banca, el individuo sentado al lado del payaso sufrió un infarto y falleció, mientras el que iba a tomar la foto relato lo sucedido y después cayo en estado de coma. Las autoridades de México decidieron investigar el caso… ellos checarón la cámara de seguridad del McDonalds donde paso lo sucedido, y se llevaron la gran sorpresa de que en efecto el payaso se movió, y de inmediato se colapsa el individuo sentado al lado, pero ahí no termino la cosa… checarón la cámara de seguridad de noches anteriores y se llevaron la sorpresa de que el payaso se había levantado ha bailar en varias ocasiones, según ellos el director de la cadena Mc Donalds dio la orden de retirar todos los payasos Ronald McDonald de todo el país y los mando a incinerar. El otro individuo aun sé debate entre la vida y la muerte después de tremendo susto!!

La Leyenda Urbana de Ronald McDonald(post editado)

Perro sonriente (Smile .jpg)

Creepypasta algo olvidado...


El día que conocí a Mary E., un día de verano de 2007, realmente terminé hablando con una puerta; bueno, más que hablar con una puerta, escuché los sollozos y las plegarias que venían del otro lado de esa puerta. Hablé con Terence, el esposo de Mary durante 15 largos años. Mary aceptó verme porque a mi edad era imposible que trabajara para algún periódico y en realidad, yo no parecía otra cosa que un estudiante obsesionado con algunos temas, ocupado en su carrera y -si todo salía de acuerdo al plan- esperanzado en escribir algunas piezas de ficción, en algún momento; y eso era todo lo que yo era.

Obtuve la dirección de su casa y acordé visitarlos en un fin de semana en el que yo estaría en Chicago visitando a una tía. Terence me recibió, Mary se había encerrado en su habitación. Acampamos junto a la puerta durante media hora. Terence intentó calmarla, convencerla de que saliera, pero fue inútil. Me entretuve tomando notas desde el banquillo en el que el marido me instaló. No quise dar la entrevista por perdida y traté de escuchar la discusión, captar algún dato. No logré entender mucho de lo que Mary dijo, estaba histérica y no paraba de repetir algunas cosas sobre sus pesadillas.


Tras varios intentos, Terence tiró la toalla y se disculpó conmigo. Abandoné la casa un tanto desanimado, pero logré convencerme de que aquello no era para tanto, después de todo, esto era un pasatiempo y nada más. Además, si Mary nunca lograba salir de su cuarto, tenía que haber alguien más. Mary era la administradora de un pequeño foro electrónico de anuncios (un BBS), con base en Chicago, en 1992, cuando tropezó con smile.jpg y su vida cambió para siempre.


Tenía apenas cinco meses de casada cuando pasó a formar parte de los cuatrocientos usuarios que, se estima, abrieron el hipervínculo; ella, sin embargo, es la única que ha hablado abiertamente sobre la experiencia. El resto han permanecido en el anonimato o quizá han muerto. Fue en 2005, cuando apenas cursaba la preparatoria, que smile.jpg atrajo mi atención por mi creciente interés en los fenómenos surgidos en internet; Mary solía ser la víctima que se citaba para darle credibilidad a un fenómeno que también llegó a denominarse como smile.dog.


Lo que más me atraía era el absoluto silencio en internet sobre la cuestión, la gente familiarizada con los rumores y dispuesta a hablar sobre ellos los consideraba apenas un Hoax, pues incluso dedicando algunas horas a la tarea, es imposible encontrar la imagen. Ciertamente, existen muchas fotos manipuladas con la finalidad de hacerse pasar por la original y es eso lo que uno va a encontrar en los primeros intentos con cualquier buscador.


A la imagen original se le atribuyen efectos colaterales muy significativos: ansiedad aguda, delirio y en algunos casos, epilepsia. Creo que ese es el principal motivo de que el archivo sea apenas una sombra, un fantasma que suele mencionarse de vez en cuando. ¿La censura del tópico se apoya en el escepticismo o en el miedo? Ni smile.jpg, ni smile.dog son mencionados en Wikipedia aunque virales más escandalosos como goatse (hello.jpg) o 2girls1cup, cuentan con su propia entrada; así mismo, cualquier intento de subir una contribución referente a smile.jpg, es sistemáticamente eliminada por cualquiera de los múltiples administradores de la enciclopedia en línea.

Al parecer, ya se hablaba de smile.jpg en los remotos tiempos de usenet, e incluso existe una historia muy persistente sobre un hacker que en 2002, inundó los foros de sátira y humor de Something Awful con la imagen, volviendo epilépticos a casi la mitad de su público. Se cuenta también, que para finales de la década de los noventa, una cadena circuló vía eMail con el asunto: “SONRÍE, DIOS TE AMA!”. Sin importar los altos márgenes de exposición que estos eventos supondrían, pocas personas admiten haber tenido contacto con el archivo y hasta ahora, ninguna página o vínculo convincente ha sido descubierto.

Aquellos que claman haber visto smile.jpg, suelen alardear agregando que en el momento en que lo vieron estaban muy ocupados como para guardar una copia en su disco duro. De cualquier modo, las descripciones de las presumibles víctimas suelen tener algunos puntos de coincidencia: un perro (cuando se especifica su raza, un husky siberiano), iluminado por el flash de la cámara en una habitación en penumbras; el único detalle que se distingue en la imagen es una mano que surge desde la penumbra y usualmente, no parece hacer nada más que “posar”, hacia el margen izquierdo.


Por supuesto, el enfoque de la imagen es el perro (o la criatura similar a un perro, como también suelen llamarlo): el animal muestra una par de filas de enormes, blancos y afilados dientes, con un gesto que casi parece humano. Se suele agregar que la imagen se ha quedado dentro de la cabeza del espectador y que conforme se repite, vuelve en momentos de distracción durante el día, esta va envolviendo la mente, hasta el punto en el que la imposibilidad de pensar en otra cosa se confunde con la sensación de no poder mirar hacia otra parte y la imagen comienza despertar impresiones en los otros sentidos.



Estos –por llamarlos así- episodios, parecen estar relacionados con los diagnósticos de epilepsia y también con la aparición de pesadillas, nítidas y paulatinamente más inquietantes. Después de que la condición empeora, el testigo suele terminar medicado y esto, al menos en algunos casos, suele mitigar el proceso. Supongo que el tratamiento que Mary E. tomaba, no fue parte de esos casos.

Después de regresar de Chicago, me dediqué a enviar mensajes de solicitud a varios grupos de noticias, foros, sitios y listas de correo, esperando encontrar el nombre de algún supuesto testigo de smile.jpg que sintiese la necesidad de dar su testimonio. Pasó demasiado tiempo sin ninguna respuesta y en algún momento, mi curiosidad comenzó a apagarse: me encontraba camino a exámenes finales. Mary me envió un mail, a principios de Marzo de 2008:




Para: jml@****.com
De: enherM@****.net
Asunto: La entrevista del año pasado

Todavia tengo mucha vergüenza por el modo como te traté cuando me visitaste. Espero comprendas que no tuviste nada que ver con esto, fue por mis problemas… creo que hubiera podido ser más amable y espero que me perodnes. Tenia mucho miedo.

Me siento acosada. He vivido así durante 15 años. El perro viene a mí en mis sueños, cada noche. Se que parece mentira, pero es cierto. Hay algo, un color, algo que hace que las pesadillas que tengo no se parezcan a ningun sueño que hubiera tenido antes… ya no recuerdo tanto los sueños que tuve antes. En mis sueños, nunca me muevo. Nunca hablo. Simplemente estoy mirando la escena de esa foto horrible, veo la mano, veo el perro y el perro habla.

He pensado qué hacer durante mucho tiempo… he tenido mucho tiempo para pensarlo. Me imagino que se lo hubiera podido enseñar a algun compañero, a algun extraño, incluso a Terence aunque la diea no me gustara. Cada noche durante quince años, smile.dog ha venido a mis sueños y me ha exigido que difunda la palabra palabra y entonces, si el perro cumple con su palabra palabra, me dejara en paz.

Lo que me detiene es pensar en lo que haria si me miente y si no la cumple. ¿Y si todo se pone peor después de que lo obedezca, entonces que?

Asi que nunca le he hecho caso. Durante 15 años mantuve el diskette escondido entre mis cosas. Todas las noches viene y me exige que difunda su palabra palabra. Pero yo he aguantado. Muchos de mis amigos del foro, los que vieron el archivo, dejaron de postear y leugo se mataron. Otros simplemente desaparecieron y no supe más de ellos. Son los que mas me preocupan ¿que decidieron? ¿le hicieron caso?

Perdoname pero cuando hablaste con mi esposo y acordaron una cita yo sentia que al fin me iba a volver loca. Habia decidido darte el diskette. Ya no me importaba si el perro estaba mintiendo o no, queria que todo terminara, como fuera. Tu eres un extraño, alguien de quien no tengo idea de su vida y con la que no me siento obligada a nada. Por eso pensé que sería mas facil, dártelo para tu investigación y que no me importara que fuera a pasar contigo. Pero antes de que llegaras me vi en el espejo y me di cuenta de lo que estaba haciendo: estaba apunto de arruinar tu vida para siempre.

No pude soportarlo, todavía no puedo. Tengo mucha vergüenza de lo que estuve a punto de hacerte y todo lo que espero es que esta advertencia haga que recapacites y dejes de buscar el archivo. Porque puede que te encuentres con alguien mas débil o más inconciente y no dude en obedecer sus palabras las palabras. Todavia estas a tiempo de detenerte. 

Sinceramente, Mary E.


Terence me llamó unos días después, estaba en la ciudad y quería verme, lo cité en un café. Mary se había suicidado. Después de cremarla, había decidido revisar sus cosas, sus cuentas de correo y su ordenador. Fue hasta que me contó que había dado con el email que su esposa me mandó, que me di cuenta del verdadero estado en el que se encontraba: era poco lo que quedaba del carácter afable y seguro con el que me había encontrado el año pasado. Me pidió que hiciera caso de lo que su esposa me había advertido. Había encontrado el diskette, etiquetado simplemente como dog, en una estantería, en medio de un libro. Lo había roto y le había prendido fuego hasta volverlo nada más que un pedazo de plástico negro y retorcido.

—Silbó— me dijo. Noté su rostro palidecer mientras intentaba tragar saliva y luchaba por explicarme, por encontrar las palabras correctas para explicarme, —la cosa silbó, la cosa…—, trató de disimular el tono de su voz el temblor de sus manos, dándole un trago a su taza de café: —… la cosa aulló cuando se estaba quemando…—. Noté el cambio en su cara, conforme se daba cuenta de lo que me estaba diciendo —como, como si fuera un animal, vivo.

Me conmovió, quizá demasiado. Tengo que admitir que no supe como manejar mi encuentro con Terence. Si esto era una broma, era una muy buena. Pensaba, para calmarme, que todo era un engaño. Parecían una pareja seria, pero hey, quién sabe, quizá sólo se habían estado divirtiendo. Luego encontré el obituario de Mary e incluso, encontré una pequeña nota que cubría su muerte en la sección policíaca de un tabloide de Chicago. Estaba muerta, al parecer, aunque ni la nota ni el obituario decían nada acerca de un suicidio.


Decidí abandonar definitivamente, mi pasatiempo, sobre todo porque estaba por finalizar el semestre y tenía que concentrarme en los exámenes. El mundo tiene formas extrañas de ponernos a prueba. Casi después de un año completo de que viera al esposo de Mary, recibí otro mail:

Para: jml@****.com
De: elzahir82@*******.com

Hola:
Encontré tu correo electrónico en una lista de correo. Tu perfil decía que estabas buscando a smiledog. Yo la vi y no es tan mala como todo el mundo dice. La adjunto. Hay que difundir la palabra palabras.

El fin del mensaje todavía me da escalofríos.

Mi cliente de eMail mostraba un archivo adjunto. Su nombre, como era de esperarse, era smile.jpg. Consideré si bajarlo o no. Era muy probable que fuese falso, todo lo que había pasado no volvía más probable otro resultado; además, aún no estaba completamente convencido de los dichosos poderes de un simple fichero. El caso de Mary E. me había sacudido, claro, pero, ¿no era una paciente psiquiátrica de cualquier forma? Además, ¿Cómo es que una simple imagen podría hacer lo que se supone que esta hace? ¿Qué clase de criatura es capaz de romper la mente de un ser humano usando como único medio, sus ojos?

Por otro lado, no todo podía ser una mentira, algo tenía que existir del otro lado de la leyenda. Si descargaba la imagen, si la miraba, si al final de todo resultaba que Mary se encontraba en lo correcto, si smile.dog venía a mí en mis sueños a exigirme que difundiera su palabra palabras, ¿qué haría entonces, viviría como lo hizo Mary, luchando con todas mis fuerzas durante el resto de mi vida, para no rendirme ante las ordenes de la criatura, hasta finalmente sucumbir a mi propia muerte o mi propia locura? Y si elegía el otro camino, ¿a quién le cargaría algo como esto?

En mi intención original, que era escribir un artículo corto sobre smile.jpg, había pensado que podía anexar la imagen como evidencia, pero en esos momentos no esperaba que cualquiera que leyera el artículo, cualquier interesado, terminara afectado. Asumiendo que el archivo adjunto en el mail, fuera genuino, ¿sería lo suficientemente malicioso como para salvarme a mí mismo de esta forma?



Varios días después recibí otro mensaje en mi correo electrónico, en el mail decía smiledog@**** y tenía adjuntada esta foto:



Esto se volvía más siniestro, ¿Quien diablos era ese?, ¿porque me había enviado una imagen peor que la anterior?

Me asuste tanto que nunca más tuve el valor de recibir los mensajes de esos remitentes extraños.

jueves, 21 de noviembre de 2013

El gato sin ojos.



Antes de empezar mi tarea prefiero dejarlos con una buena historia que encontré hace algunos días, y que no había podido publicar debido a que mi internet no está funcionando muy bien últimamente. Pero aquí estoy de nuevo, ésta vez con una historia titulada “El Gato sin Ojos”:


“Escribo porque no tengo nada mejor que hacer, porque necesito que sepan la verdad y porque es lo único que él me deja hacer.


Lo que ocurrió es tan bizarro, paranormal e ilógico que no podría imaginar que mucha gente crea lo que estoy por contar. Soy un escritor de una editorial muy exigente, justo había terminado una buen libro de auto superación, pero tenía errores y me habían obligado a corregirlos para entregarlo de nuevo una semana después.


Siempre fui un amante de los animales y no estoy en mi ciudad natal, vine porque en esta ciudad esta el plantel principal de la editorial, solo estoy de viaje y vengo de lejos, no pude traer mis mascotas por lo largo del viaje, estoy en un pequeño departamento sin compañía, iba directo a una tienda de mascotas para conseguir un compañero temporal, y no sentirme solo mientras estaba encerrado arreglando los pequeños errores del libro


Camino hacia el lugar me tope con un gato que no tenía ojos. Extrañamente no me dio miedo, incluso me dio lástima, así que decidí tomarlo. Justo ahora me arrepiento de haberlo hecho.


Lo llevé a revisar a con un veterinario para ver que no tuviera algo grave, solo tenía una pequeña infección en la pierna, pero apenas estaba emergiendo, así que fue fácil erradicarla. En la sala del veterinario era fácil notar que yo era el único al que no le daba asco la situación del gato, nunca le puse nombre, tanto por que no me dio tiempo, como que todavía no me quería encariñar tanto con el.


Una vez en casa lo dejé que jugara libre por el apartamento. A pesar de estar ciego parecía saber exactamente donde estaba y como moverse por el lugar, no me pareció extraño, solo pensaba en lo prepotente que se habría de sentir el pobre animal.


Mientras él jugaba, yo comencé a corregir los primeros errores del libro en mi laptop. Inmediatamente me fui a dormir, todo normal, fue a la mañana siguiente cuando todo comenzó.


Créanme o no, cuando desperté, había frente a mi (yo volteando directamente al techo) un hombre viéndome a los ojos, parado a un lado de mi cama, o eso creía que hacía, pues ese hombre no tenia ojos con que verme, solo veía un par de cuencas vacías. Grité como cualquier persona normal lo haría, estaba paralizado, en eso el hombre se deja caer al piso para andar a cuatro patas, se acurruca en una esquina, saca de su bolsa una libreta con una pluma y comienza a escribir.
Tuve la fuerza de levantar la cabeza, el hombre no reaccionó, poco a poco me levanté, aprovechando lo concentrado que estaba él en su libreta, me acerqué a la puerta y la intenté abrir. Tenía algo abajo que lo atoraba; intenté sacarlo, cada vez con más desesperación y sin ningún efecto positivo. Me acerqué a la ventana, estaba tapizada de mucho papel de libreta, era la base en la que había comenzado a escribir mi libro, apenas pocos rayos de luz entraban, lo suficiente para iluminar la habitación. Intenté quitarlos pero parecían estar perfectamente aferrados a la ventana, la golpeé sin un buen resultado.
Volteé y desde su esquina el hombre me estaba observando fijamente, con la fuerte oscuridad interna de sus ojos. Con mucho miedo y temblando demasiado me esforcé en preguntarle: “¿quien eres?, ¿qué quieres de mi?” recibí un fuerte maúllo a cambio, me hizo pensar un poco y busqué un poco en el cuarto, aun temblando y con su mirada inexistente, fija y penetrante encima de mi. No veía al gato ciego en ningún lado; entonces lo noté: aquello que tanto me observaba era mi gato
Al notar que me había dado cuenta de lo que ocurría, el se me acercó, yo desesperado intentaba alejarme de el en vano, y se arrulló conmigo ronroneando, a estas alturas yo estaba a punto de llorar. Cuando vi que se durmió, intenté pensar alguna solución, en ese momento no pude hacer nada, pues si me movía seguro el se despertaría, sin saber como ni porqué, caí dormido.
Desperté y el estaba de nuevo en su esquina escribiendo en su pequeña libreta, esta vez volteando hacia mi varias veces para luego continuar escribiendo en su libreta, me levanté, esta vez con mas confianza porque noté que él no planeaba hacerme daño. Me dió hambre, entonces volvió el pánico de nuevo, estaba encerrado en mi propia habitación, no podía salir a la cocina, no tenía que comer. Mientras pensaba esto escuché un pequeño crujido, era el estómago del gato: los dos volteamos al mismo punto, su panza, luego él me volteó a ver a mí, sin nada que hacer, y yo con los nervios de punta por su mirada oscura tan penetrante le dije un poco tartamudo: “no puedo salir a la cocina, solo si me dejas salir podremos comer” al oir esto me observó por dos segundos más y volvió a su libreta, pensé y busqué soluciones, no había ninguna, estaba y sigo encerrado aquí, con él.
Solo pude pensar en una cosa, en un solo plan: que me rescataran, en menos de una semana la editorial notaría que no aparecí, intentarían contactarme, no respondería, hablarían a la policía e irrumpirían aquí, si el gato pudo volverse humano, o humanoide, o lo que quiera que sea eso, podrá volver a lo que antes fue, entonces parecerá que simplemente me encerré yo solo aquí, y el gato saldrá inocente y atrapará a alguien más. En este momento comienzo a escribir esto, para que cuando entren aquí y me vean muerto de hambre, lean esto y se encarguen del maldito gato.
Han pasado tres días de lo último que escribí, muero de hambre y parece ser que él también, pero no hace nada, sigue escribiendo, sigue observándome, pareciera que me analiza, soy su experimento, soy su muñeco de prueba, ¿Qué quiere de mi?, ¿por qué hace esto?, ¿no fui al único al que se lo ha hecho?, quiero salir de aquí, quiero que ese gato se aleje de mi, no le puedo hacer nada, no cambiaría nada, seguiré atrapado aquí si lo mato, debo seguir su juego, terminar su prueba, quizás así me deje salir, quizás así quede en libertad, solo debo esperar, dejarlo a él terminar, no preocuparme y seguir tranquilo, estoy al borde de la locura, ayuda por favor, AYUDA, AYÚDENME, NO QUIERO SEGUIR AQUÍ, AYUDA!”
Texto encontrado junto a un cuerpo dentro del departamento, el cuerpo se encontró en la cama, sobre él un gato negro y sin ojos. Al cuerpo le faltaban partes de su piel, debajo de las manos habían restos de carne, y lo más espeluznante, parecía que alguien le había arrancado los ojos. Los policías antes de leer esto creían que el estrés había llevado al escritor al borde de la locura, para encerrarse el solo y alimentar a su gato y el mismo con su propia carne, el diario encontrado a un lado del cadáver dio a entender otra cosa. En cuanto los policías entraron al cuarto el gato volteó y los miró con la profunda oscuridad de sus cuencas vacías. Miró fijo a uno de los policías ahí presentes y extrañamente ese fue el único al que el pánico no poseyó, tomó al gato entre sus brazos mientras registraban el lugar. Al irse todos, y antes de que alguien pudiera leer el diario, ese policía se fue directo a su casa con el felino. Desde hace 4 días no se tienen noticias de él ni de su familia.”

Suicide Girl.

“Dale una mirada a la imagen, recientemente descubrí esta imagen y su historia en una publicación coreana. La historia es esta: en Japón poco antes de que una adolescente cometiera suicido, dibujo esta imagen, la escaneo y la publicó en línea. En Corea esta historia se desató y se esparció como un incendio.
Hay muchos mensajes recorriendo bajo la autoría de “undefined” en foros coreanos que dicen que el espectador se ve inmerso en los ojos azules de la chica. Dicen que se puede detectar una pista de odio y tristeza dentro de sus ojos. Tal vez la chica murió con mucha tristeza y enojo que su espíritu embrujó la imagen, o tal vez la imagen provoca tristeza, similar a la canción “Gloomy Sunday” (canción escrita por el pianista y compositor autodidacta húngaro Rezső Seress en 1933 que según la leyenda urbana provoco un gran número de suicidios).
El elemento raro es este: dicen que es difícil para una persona mantener fija la mirada en los ojos de la chica por más de 5 minutos. Hay reportes que algunas personas han tomado sus propias vidas después de hacer esto. La gente dice que la pintura cambia, conforme la ves parece como que una sonrisa burlona aparece en los labios de la chica o que un anillo oscuro crece alrededor de la chica o de sus ojos.
Algo es seguro, la imagen ha despertado una curiosidad en mi que debo de saber, siento una presencia cuando miro la imagen, si es malvada o no, no puedo juzgarlo. Me gustaría saber que es lo que la comunidad global en línea siente y tal vez incluso algunos expertos en arte pudiesen responder por qué los ojos de está imagen pueden atraer al espectador tan profundamente.”

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Los Cuadros Malditos de Bruno Amadio "Niños Llorando"


Los niños malditos
Bruno Amadio, un pintor que pasó sus días con más pena que gloria y al que le ha sobrevivido una leyenda negra y oscura. Su colección “Los niños llorones”, dicen que está maldita, que sus cuadros son una puerta para pactar con el diablo y que terribles desdichas recaen en todos aquellos que se atreven a colgar uno de esos óleos en las paredes de su hogar.

El pintor
Poco se sabe de éste personaje y los datos que se pueden encontrar son más que confusos. Amadio nació a principios del siglo pasado en Venecia, fue fascista y conservador y, cómo no, un fiel seguidor de Mussolini. Se cuenta que participó en la II Guerra mundial y que fue en ésta donde comenzó a pintar los cuadros malditos, la serie a la que llamó “Los niños llorones”.

En dichos cuadros, Giovanni Bragolin, pues con este nombre firmaba sus trabajos, pretendía mostrar el horror de la guerra en las lágrimas de esos niños desdichados y huérfanos, símbolo más que gráfico de las desgracias que dejaba el conflicto bélico allí por donde pasaba.

Cuenta la historia que Bruno Amadio pintó un total de 27 cuadros en esta serie y que todos los niños vivían en orfanatos o casas de beneficiencia.

Al finalizar la guerra, Amadio se traslada a vivir a España; primero a Sevilla, donde pasa varios años de su vida y más tarde a Madrid, donde se le pierde totalmente el rastro.

La leyenda negra



Al igual que su vida, la leyenda que le acompaña también tiene un origen incierto. Según cuenta la versión más extendida, Bruno Amadio, harto de ser un pintor de tres al cuarto, pactó con el diablo para poder tener la fama y el reconocimiento que se merecía. (No se sabe a qué precio). La cuestión es que, de la noche a la mañana, sus cuadros se hicieron muy populares y a mediados de siglo eran un tesoro preciado del que se hacían cientos de reproducciones todos los años. A más de uno les sonarán las caras de estos niños pues más de una de nuestras abuelas seguro que lució una de estas copias en el salón. En algún lugar debió de ocurrir un incendio en el que lo único que se salvó fue el cuadro del niño llorón y aquí fue donde se desencadenó la leyenda que conocemos hoy en día. Las casas donde se cuelga uno de estos originales arden en llamas y son fuente de misteriosos poltergueist y fenómenos extraños.
En una de las versiones de la leyenda urbana se cuenta que el primer cuadro que pintó Bruno, se quedó en el mismo orfanato de dónde era el niño retratado y que dicho orfanato ardió hasta los cimientos a los pocos días, todos murieron abrasados, incluso el propio niño que fue pintado por Amadio en el cuadro que, misteriosamente, fue el único objeto que no fue pasto de las llamas. De esto modo, el espíritu del niño quedó atrapado de algún modo en el lienzo que arrastraría la terrible maldición por el resto de los días. 




Al final de los años setenta la leyenda se extendió como la pólvora y los testimonios sobre la mala suerte de todos aquellos que poseían uno de los cuadros de la colección se multiplicaban por momentos. Nadie quería tener uno de estos cuadros en su casa y las copias dejaron de realizarse por falta de pedidos, “por si acaso”, todos fueron descolgando sus cuadros y arrinconándolos en los desvanes si no deshaciéndose de ellos lo más rápido posible.



Cuentan, que en determinadas fechas, si uno se ponía delante del niño llorón podía pactar con el diablo, y éste te podía mirar directamente a los ojos a través de los enrojecidas y llorosa mirada del niño.


Hoy en día todavía quedan muchos de sus cuadros en circulación, y todavía son muchos los que aseguran que en sus hogares suceden hechos extraños. ¿Leyenda urbana? ¿Cuentos de viejas? Para comprobarlo tan solo hay que comprar uno de estos cuadros y colgarlo durante una temporada sobre la cabecera de sus camas. Eso sí… tengan un extintor bajo la almohada.

viernes, 15 de noviembre de 2013

Eliminar.

Comenzó con mi amigo de Japón. Él era un hacker y siempre tenía su computadora encendida, junto con AIM y MSM. Cuando se desconectó de ambos, asumí que su computadora finalmente había colapsado por una sobrecarga. Pero luego descubrí que todas sus publicaciones en nuestros sitios favoritos habían desaparecido. Todas sus cuentas, todas sus entradas, todos sus comentarios.


Lo siento… tiendo a adelantarme a los hechos. Mi nombre es Nathan y vivo encerrado en mi casa. Agorafobia. Soy de Carolina del Norte y programo para ganarme la vida. Mi hermana hace las compras por mí y yo paso en el sótano. No hay ventanas. Hasta donde sé, mi condición podría ser lo único que me mantiene seguro.


Me levanté hace un mes a las tres de la madrugada y me senté en mi escritorio, con la intención de trabajar un poco pero sobre todo chatear. Fue entonces cuando me di cuenta de que KaosSrida se había ido —no sé su nombre real, así que no se molesten en preguntarme—. Fuera de algunos errores gramaticales, hablaba inglés bastante bien y disfrutaba charlando con él. También sabía bastante sobre computadoras, cosas que nunca habría creído posibles.


Por esa razón no estaba preocupado. Sabía bastante que bien que era capaz de hackear esos sitios y borrar todo lo que había publicado. Supuse que se había hartado del internet; se había estado quejando de él por años.


Traté de comentar su desaparición con un amigo en común. Pero parecía confundido, como si hubiese olvidado quién era Kaos. Este amigo era de edad; me preocupé por su estado de salud mental. Decidí dejarlo pasar y hablamos de deportes por un rato.


Para este punto, tres o cuatro personas habían dejado de conectarse. No era la cosa más inusual del mundo, las personas tienen responsabilidad o a veces no tienen ganas de hablar. Sólo que… sus publicaciones también habían desaparecido.


Luego de un par de días de la desaparición de Kaos empecé a sentirme intranquilo, así que apagué la computadora y vi televisión por algunas horas.


Fue en ese momento cuando todo el asunto comenzó a angustiarme.


Uno de los reporteros de un programa de noticias había desaparecido. El otro se volteaba confundido en ocasiones hacia donde su compañero debería de estar, y luego simplemente retomaba lo que estaba diciendo. Un programa local llamado Las tres hermanas o un nombre similar, era ahora Dos hermanas. Y sí, la tercera hermana había desaparecido. Como en el canal de noticias, a veces había momentos en los que la tercera hermana era importante para la trama y, por unos segundos, parecían recordarlo. Pero luego simplemente seguían actuando. Un programa de cocina sólo mostraba el estudio, sin anfitrión.


Soy un hombre racional y soy bueno para encontrarle sentido a todo. El reportero no estaba acostumbrado a trabajar solo, mientras que su compañero estaba enfermo, y en el programa de las hermanas todo era parte de la historia, no sabría decirlo, no lo veía. El programa de cocina era más difícil de explicar; quizá tuvieron que irse por alguna razón y dejaron la cámara transmitiendo, y los encargados no se dieron cuenta.


Traté de calmarme a mí mismo y decidí ver algo diferente. Tomé la guía de televisión que mi hermana me había dado y empecé a revisarla. Ahí vi la cosa más inquietante hasta el momento: Los dos chiflados. Me quedé pasmado viendo el título, que estaba entre una vieja comedia británica y uno de esos programas acerca de qué tan buena había sido la década de los cincuenta.


Quedaba poco para que empezara, así que cambié al canal. Ciertamente, el título decía «Los dos chiflados». Pensé que era alguna broma… pero no, comenzó justo como lo recordaba. Sólo que con un chiflado menos.


Me asusté y apagué la televisión.


Y aquí estoy. Ha pasado un mes y cerca de la mitad de mis conocidos han desaparecido. Mi hermana se ha ido también. Estoy publicando esto en cada sitio en el que puedo, con la esperanza de que le llegará a tantas personas como sea posible. Si también han notado que desaparecen personas, mi nombre es Nathan Creek y vivo en una pequeña ciudad en Carolina del Norte. Por favor contáctenme lo antes posible.





—Oye Bob. Bob, ven a ayudarme con esto.


El hombre veía la pantalla, frunciendo el ceño.


—¿Qué quieres, Jim?


Bob caminó hacia él con una mirada de cansancio en su rostro.


—Uno de los IA presenta un fallo técnico.


—¿Por qué lo dices?


—Eliminé varios IA y un paquete de entretenimiento para que pudiera instalar las nuevas versiones, pero los recuerdos de un IA no se eliminaron y está entrando en pánico.


—¿Qué está haciendo? ¿Trabajando? ¿Escritura creativa?


—Aquí dice que un diario autobiográfico. Creo que no instalamos el módulo en éste.


—Es probable que sea un fallo de algún tipo. Sólo elimínalo y reinicia la instalación de los otros.


Jim suspiró.


—Creo que me agradaba un poco.


—Sólo es un programa, Jim. No es como si estuviera consciente.


Jim observó la representación visual «Nathan_Creek_5 escribe frenéticamente».


—Supongo que tienes razón, Bob.


Jim hizo clic derecho en el IA y escogió eliminar.

Jeff the Killer y Slenderman entraron a un bar...

El húmedo y oscuro callejón estaba débilmente iluminado por el celular de Sarah. Sus ojos exploraban la oscuridad y temblaba violentamente. Lo que le había sucedido la noche anterior era un misterio. Hizo memoria, recordó el bar. Acababa de encontrarse con unos amigos, iba a ser una noche de juerga cualquiera; nada podía suceder, o eso fue lo que pensó. Ahora estaba temblando, caminando de edificio a edificio a las tres de la madrugada, cerca de un área densamente arbolada.
Recorría la calle, cerrando sus ojos con fuerza cada tanto. Se acurrucaba en su abrigo para conseguir algo de calor mientras era bañada por la tormenta. Al instante en que sus párpados cubrieron su vista, notó algo por el rabillo del ojo. Abrió sus ojos de inmediato y sus pupilas se dilataron. Miró a su alrededor; pero nada se ocultaba entre la negrura y la lluvia. Se volteó y retomó su marcha, esperando poder llegar a casa.
En lo que estudiaba su entorno, recordó un atajo que solía tomar cuando era niña; involucraba ir por el bosque. Dudó, pero llegó a la conclusión de que cualquier camino que la llevase más rápido a su casa era la mejor opción. Sarah se encaminó al bosque. Cuando se acercaba a éste, el primer árbol que pudo vislumbrar había sido marcado. El símbolo que estaba grabado en el árbol la intrigó, consistía en un círculo con una equis dentro. No sabía nada de su origen o significado, por lo que asumió que debía de ser la insignia de alguna pandilla, o algo por el estilo.
Mientras se adentraba en el bosque escuchó el crujido distante de hojas, detrás de ella. Horrorizada, empezó a correr, desviándose de su camino. No se detuvo pese a esto, con la esperanza de encontrar una salida diferente. Su paso descuidado la llevó a tropezar con una raíz sobresaliente, y cayó al suelo. Tratar de levantarse le causó un dolor agudo; se había torcido su tobillo.
—¡Alguien ayúdeme… por favor! —exclamó.
El crujido de las ramas se hizo presente de nuevo. Desesperada, cerró los ojos por reflejo, y cuando los abrió, varios segundos después, un hombre alto y blanco vestido con un traje estaba de pie enfrente de ella. Apenas recuperó su aliento Sarah comenzó a gritar, pero fue pronto silenciada por el pálido hombre delgado.

Cuatro de la madrugada. Lo que alguna vez fue un niño, ahora era un asesino en serie. Jeff the Killer acababa de terminar lo que él llamaba su «rutina diaria». La matanza de personas inocentes; eso era básicamente lo único que atestaba su mente. Arrastró sus pies por el cemento mojado en lo que entraba a su casa, cargando dos botellas de whisky. Mientras la lluvia azotaba su deteriorado hogar, Jeff comenzó a recordar la noche en la que asesinó a su familia. Se rió por lo bajo ante ese pensamiento. Si no fuera por su locura, podría haber sentido remordimiento.
Cinco de la madrugada. Dio otro sorbo a su whisky.
—¿Qué carajos sigo haciendo aquí sentado? —se quejó.
Antes de levantarse e irrumpir en la oscuridad de la noche, maldijo un poco y pegó otro trago a su whisky. El alcohol tocó sus tibios y ensangrentados labios, y tuvo una extraña sensación. Una súbita necesidad tomó el control de él. Miró desde la ventana al bosque no tan alejado de donde estaba. Revisó sus bolsillos: un encendedor, cigarrillos y por supuesto, su cuchillo.
Salió de la casa hacia la húmeda y fría noche. Jeff se encontraba ahora en una calle oscura, apenas iluminada por el alumbrado público. La lluvia, aún cayendo, chocaba contra su espalda. Empezó a caminar en dirección al bosque. Se le dificultada andar, su consumo de alcohol había sido extremadamente alto. El asesino se aproximó al solitario bosque. Antes de entrar, dio un pequeño vistazo a su izquierda; Jeff estaba cerca del cementerio. Un pensamiento cruzó por su mente, casi como una brisa en una tarde airosa. Los restos de su familia yacían a metros de distancia, y eso lo atraía.
Apretando las botellas de whisky, estudió el bosque con su ebria mirada. Jeff idolatraba a la oscuridad, le recordaba a un pasillo oscuro, uno en el que el asesino fácilmente podría degollar a sus víctimas sin que nadie pudiese verlo. Mientras seguía su camino, sintió que algo no encajaba. El crujido de las hojas se escuchaba demasiado fuerte como para corresponder a las pisadas de una sola persona.
—¿Quién está ahí?
Una abundancia de sonidos pudo oírse, pero nada fuera de lo ordinario. El canto de los grillos se hizo más intenso a medida que Jeff inspeccionaba su entorno.
—Ven gallina; realmente no me gustan los juegos, y menos aún las escondidas.
Mientras Jeff decía eso, escuchó el breve crujido de un arbusto cercano. Él lo cortó incluso antes de que el sonido finalizase por su cuenta, y entonces vio lo que estuvo evitando su mirada.
—Malditas ratas, son una peste buena para nada —comentó al tiempo que un roedor se escabullía por el suelo.
Después de que viese lo que se ocultaba en el arbusto, siguió con su caminata nocturna. La lluvia golpeando su espalda fue cediendo poco a poco. Su visión se estaba haciendo borrosa, y un fuerte ruido se reproducía en su cabeza. Lo que oía era sólo una invención de su perturbada mente, pues el bosque estaba en completo silencio. Deambuló el área, arrastrando sus pies y maldiciendo al casi insoportable ruido.
A causa del dolor, Jeff cayó aturdido al pie de un árbol. Sus botellas cayeron al suelo, y una impactó contra la corteza, quebrándose y derramando su contenido. Su vista se entorpeció de nuevo al notar un objeto blanco con forma de óvalo flotando encima de él. Concentró su mirada en eso rápidamente por la sorpresa, pero lo que había visto hace unos segundos no parecía estar por ningún lado.
—¿Qué demonios fue eso?
Entonces comprendió que alguien lo estaba acechando desde la oscuridad, siguiéndolo desde la distancia.
—Ya estuvo, me harté de tu juego. ¡¿Dónde carajos estás, bastardo?! —gritó a pleno pulmón expectante de algún tipo de respuesta. Cuando empezó a caminar de nuevo, sintió un ligero cosquilleo en su nuca.
Rápidamente, empuñó su brillante cuchillo y empezó a batirlo contra los árboles adyacentes.
—¡Ven, ven perra! —vociferó—. ¡No te puedes esconder ahora, voy a cortar cada trozo de corteza hasta que te corte la garganta!
Jeff apuntó su cuchillo hacia un árbol alto y delgado a su izquierda, y lo apuñaló. Quedó estupefacto al ver que el árbol, o lo que había creído un árbol desapareció en cuestión de segundos. Sin saber qué hacer, se giró hacia su derecha y apuñaló a la negrura de la noche. Miró hacia una parte más interna del bosque, y vio algo que no esperaba. Lo que se postraba frente al joven psicópata era un hombre extremadamente alto y delgado, vestido con un traje negro. Su rostro pálido era de un color blanco casi puro. Mientras estudiaba su rostro, no tardó en notar la ausencia de facciones en el hombre. Su cara estaba completamente vacía, sin ojos, sin nariz, sin boca. Esto hizo sentir a Jeff incómodo, y de la nada se echó a reír. Aunque extrañado, Jeff se dirigió a la figura que tenía enfrente:
—Así que tú eres el bastardo que me ha estado persiguiendo por el bosque, ¿eh?
Miró fijamente a su rostro.
—Sabes, no sé quién carajos seas, pero como que me recuerdas a mí mismo. Tienes la apuesta cara blanca, ¡lo único que te falta es una sonrisa!
Jeff empezó a reír descontroladamente por su chiste; pero fue detenido, sus oídos fueron agredidos por el sonido de estática, y cayó al suelo. Como pudo, Jeff empuñó su cuchillo de nuevo y comenzó a atacar. Cada uno de sus movimientos era vano, pues el hombre se desplazaba en nada de tiempo, casi como si se estuviera teletransportando para evadir sus ataques.
El hombre alto empezó a contraatacar. Hasta ese momento Jeff advirtió los apéndices colgando de la espalda de su adversario. Atraparon a Jeff, y como respuesta él batió su cuchillo contra cada apéndice que se le acercaba. Jeff pudo cortar lo que parecía ser un brazo. Casi al instante, el miembro se regeneró desde su base. Jeff sintió como si el hombre fuera un árbol, y sus apéndices simplemente ramas. Huyó del bosque, sabiendo que no había manera en la que podría pelear con ese ser en lo que parecía ser su nicho.
Se escabulló de su atacante, hasta que se encontró en el mismo lugar por el que había entrado. A su derecha yacía el cementerio; un espacio abierto. Caminó hacia él, en donde esperó a su rival, empuñando su filoso y ensangrentado cuchillo. Su deseo le fue concedido cuando Slenderman se asomó desde el bosque. Parecía como si estuviese inseguro de sacrificar la ventaja que le brindaba el terreno. Una vez que estuvo lo suficientemente cerca, los instintos del psicópata regresaron y se precipitó hacia el hombre delgado; pero fue interceptado velozmente y arrojado contra un árbol cercano.
Jeff procedió a cortar con su cuchillo los apéndices que lo cubrían. Pudo rajar uno de los brazos principales de Slenderman; sangre brotó del profundo corte. La figura blanca no mostró ninguna emoción, y comenzó a agarrar a Jeff una vez más. Mientras lo continuaba estrellando contra árboles y rocas, Jeff perdió el agarre de su arma, y cayó al suelo junto con ella. Al colisionar con el suelo, el cuchillo de Jeff le atravesó su estómago en cuestión de segundos. Sangre brotó de la herida, y pronto la tierra estaba cubierta de líquido rojo.
Se levantó con una sacudida.
—¿Es lo mejor que tienes? ¡He recibido peores palizas del cinturón de mi padre!
Slenderman permaneció en silencio, pero continuó luchando. Se acercó a tomar un trozo de granito de una lápida; pero antes de que pudiera recogerlo, Jeff se arrancó el cuchillo de su estómago y lo arrojó directamente hacia él. La puntería de Jeff fue precisa, y mutiló el brazo derecho de Slenderman, el cual cayó al suelo con un golpe seco. Sangre abundante manó de su hombro, y Slenderman se desvaneció en la oscuridad y reapareció detrás de Jeff. En su mano derecha sostenía un trozo de granito, con el que procedió a golpear al asesino en la sien. Jeff cayó al suelo una vez más, casi inconsciente.
No estuvo ahí por mucho, pues su agresor lo tomó y lo arrojó contra una tumba. La roca se destruyó con el impacto. Poniéndose de pie, los ojos de Jeff se concentraron en el nombre de la tumba. En lo que sus ojos leían el nombre tallado en el granito, sus párpados se abrieron de par en par. Estaba escrito el nombre de su hermano, Liu. Algo recorrió el cuerpo de Jeff. La rabia lo colmó en un instante, y embistió a Slenderman con una velocidad impresionante. El cuchillo traspasó su traje, así como su pálida piel. Slenderman se empezó a teletransportar de vuelta al bosque.
—¡Ven perra, aún no he terminado contigo! —gritó Jeff—. ¡Te quiero ayudar a dormir! ¡Te ves horriblemente cansado!
Corrió tras Slenderman, tomando el mismo camino de antes, sin prestar la más mínima atención a su entorno. Se adentró en la espesura, sin perder de vista al hombre. Slenderman seguía teletransportándose hacia secciones más internas del bosque. La falta de cuidado de Jeff lo hizo tropezar con una raíz; dio de cara contra el suelo y varias esquirlas de vidrio se enterraron en su abdomen. Sus bolsillos se vaciaron. Cuando alzó su magullado y ensangrentado rostro, la esencia de alcohol lo deleitó. Comprendió que había estado ahí antes.
Jeff tanteó el terreno buscando su cuchillo. Sintió algo tibio, y creyó que era su arma. Jeff agarró su encendedor. Se apresuró a prenderlo, esperanzado de que la llama le proporcionara luz suficiente para localizar su cuchillo; pero antes de que pudiera hacer otro movimiento, Slenderman apareció frente a él. La inmaculada cara blanca que había visto antes ahora estaba llena de cortes y sangre seca. Aun así, Slenderman se mantenía firme.
Jeff dejó caer la pequeña llama al suelo, e intensas llamaradas surgieron en cuanto el encendedor hizo contacto con el alcohol. Ambos contrincantes se alejaron del fuego. En cuestión de segundos, el incendio abrasó el corazón del bosque. Jeff intentó ponerse a salvo, pero Slenderman no desistía de sus ataques. Jeff se defendió, ignorando el rojo y naranja que envolvía sus alrededores.
El monstruo delgado lo aprisionó con sus apéndices. Empezó a sacudirlo, y en tanto lo hacía, Jeff mordió su extremidad. Slenderman lo arrojó al suelo sorprendido, pero antes de que tocara la tierra un dolor agudo corrió por la espalda de Jeff, y lo continuó sintiendo hasta que vio una rama emerger de su torso.
Sangre brotaba de su boca y sus heridas mientras gritaba de dolor. Slenderman entonces huyó. Se teletransportó a un área más segura, que no hubiera sido alcanzada por las llamas. Estuvo atento de Jeff mientras intentaba escapar. Para este punto, sabía que no tenía escapatoria. El monstruo blanco podía escuchar a Jeff gritar, incluso a varios cientos de metros de distancia.
Las llamas crecieron, lo rodearon. Ya no había esperanzas para Jeff. Había perdido su sanidad hace mucho tiempo, pero en esta ocasión era diferente. Había llegado a su límite, y su juicio ardió justo como lo hizo el bosque.

«Una joven de nombre Sarah Burgess ha sido reportada como desaparecida. Fue vista por última vez en el bar Drop In Bar & Grill cerca de las nueve de la noche. Si usted sabe algo sobre el paradero de Sarah Burgess, por favor llame a la estación al 404-835-4357. En otras novedades, un gran incendio forestal se ha desatado en la zona. La causa aún no ha sido identificada, los investigadores siguen estudiando los restos del bosque. Esto afectará severamente a la fauna encontrada en el alguna vez densamente arbolado bosque. Les daremos más detalles conforme nos venga llegando nueva información».
Mark apagó la televisión, y se recostó en su sofá.
—Oye cariño, ¿quieres ir a darle un vistazo al bosque, o bueno, lo que queda de él? Acaban de apagar el incendio que arrasó con la jodida área. También hay una niña desaparecida, quizá la veamos mientras estamos allá.
—¿Lo podemos hacer en otro momento? Estoy algo ocupada Mark, y si la policía no pudo encontrar a esa niña, ¡mucho menos podremos nosotros! —protestó Julia.
—Vamos, no hará daño. ¡No será una caminata de más de cinco minutos! —argumentó Mark.
—Está bien, supongo… ¡pero no más de cinco minutos!
El hombre se puso sus zapatos, y partió de su casa con su esposa. Mientras se dirigían hacia el bosque incendiado, pudieron ver a alguien yendo en dirección contraria. Cuando estuvieron más cerca de él, notaron que tenía quemaduras graves en su rostro. Los párpados de la criatura habían desaparecido, y se cargaba una sonrisa antinatural. Era completamente blanco, con manchas grises en las partes de su piel que se habían quemado. Su largo cabello negro estaba chamuscado. Se acercaron más a él, y Mark lo llamó:
—Oye amigo, ¿necesitas ayuda?
—Mark, detente, ¡ni siquiera sabemos quién es! Podría ser un jodido asesino hasta donde sabemos —murmuró Julia, atemorizada.
Jeff se acercó a la pareja. Mientras lo hacía, sacó un gran cuchillo cubierto de un líquido rojo.
—No, pero me doy cuenta de que ustedes necesitan ayuda para dormir.
Jeff cortó el cuello del hombre, y éste se desplomó. Su esposa comenzó a gritar a todo pulmón. Fue incapaz de continuar, pues ella seguía. Jeff la apuñaló directamente en el corazón.
—No necesitas preocuparte por mí. Ve a dormir.